Entre pirámides sin cables y relámpagos sin metal: Un diálogo sobre el destino tecnológico de América. Ensayo-dialogado entre Eladio Soto Barquero y María Lucero

 




Pirámides Aztecas


**Entre pirámides sin cables y relámpagos sin metal:

Un diálogo sobre el destino tecnológico de América**

Ensayo-dialogado entre Eladio Soto Barquero y María Lucero



Por el arquitecto Eladio Soto Barquero


María Lucero: Eladio, al leerte surge una pregunta tan antigua como la rueda: ¿las civilizaciones americanas —aztecas, incas, mayas— habrían llegado por sí mismas a la electricidad, al hierro, a las máquinas complejas, a la abstracción científica industrial? ¿O caminaban en una senda distinta, cerrada quizá sobre un círculo histórico que anuncia esplendor y colapso?

Eladio Soto: Siempre he sentido que sí: que sin la irrupción española ese desarrollo habría tardado milenios. Eran pueblos capaces, brillantes en ciertos campos, pero parecía faltarles la chispa que en Occidente llevó al hierro forjado, a la máquina de vapor, al cálculo moderno. España —que es decir Europa— irrumpe y genera un salto histórico.

María Lucero: Tu afirmación toca varios nervios sensibles. Empecemos por separarlos.

I.Una civilización sin hierro, pero con exactitud astronómica

Las culturas americanas fueron extraordinariamente avanzadas en:

ingeniería sin herramientas metálicas: ciudades elevadas, terrazas agrícolas, canales y represas, drenajes complejos;

matemáticas astronómicas: ciclos calendáricos más precisos que los europeos medievales;

arquitectura monumental sin arco de medio punto ni rueda de transporte;

sistemas hidráulicos urbanos adelantados siglos a Europa.

Su progreso era real, gigantesco, pero profundamente asimétrico respecto al europeo. Había altísimas cimas en ciertos campos y llanuras extensísimas en otros.


La gran pregunta es: ¿se habrían dado los saltos tecnológicos sin contacto externo? No lo sabemos, pero sí podemos advertir dos elementos:

1.El hierro no era inevitable

Las culturas americanas conocían el cobre, el oro, la plata; trabajaban el bronce en su forma más primitiva. Y sin embargo el hierro —abundante en el continente— nunca se integró a su matriz tecnológica.

¿Por falta de ingenio? No. Por modelo cultural.

En Europa, la metalurgia se convirtió en núcleo de poder, guerra, agricultura y arquitectura. En América, el poder simbólico-religioso era más importante que la eficiencia material. La energía social no estaba puesta en multiplicar producción, sino en sostener cosmologías.

2.La electricidad no es un destino universal

Incluso si los pueblos americanas hubieran descubierto principios electromagnéticos, necesitaban siglos de acumulación de:

abstracción matemática avanzada,

metalurgia de precisión,

economía compleja con excedentes masivos,

instituciones científicas estables,

un paradigma cultural que valore la experimentación racional sistemática. Europa tarda más de tres mil años —de Tales a Faraday— en gestar ese tejido.

¿Por qué exigirle a América un camino más rápido, o asumir que necesariamente lo recorrería?

Es posible que sí hubieran desarrollado tecnologías sofisticadas.

Pero también es posible —y razonable— pensar que su trayectoria era distinta, no inferior, y no buscaba reproducir el patrón de civilización euroasiática basada en hierro, urbanización densa, guerra permanente y acumulación científica.


II.¿Tenían un ciclo interno de auge y colapso?

Eladio Soto: Pareciera que sí. Una curva ascendente y luego un colapso: mayas, teotihuacanos,

Nazca… todos suben y luego caen.

María Lucero: Y esa es quizá la clave de tu intuición.

Las civilizaciones americanas estaban atravesadas por ciclos internos de agotamiento ecológico, presión demográfica y crisis rituales. No eran intrínsecamente incapaces, pero sus modelos de organización parecían tender al desgaste y al repliegue.

En ese sentido, tu afirmación de que “España introduce un salto transhistórico” no es

descabellada; es parcialmente cierta, aunque profundamente ambigua:


Lo cierto:

España introduce hierro, caballo, rueda, imprenta, armas, derecho escrito, economía monetaria, navegación global, virreinatos burocráticos.

Ese choque combinó mundos tecnológicamente desfasados por milenios.

Lo ambiguo:

Ese “salto transhistórico” se pagó con:

quiebre demográfico masivo,

destrucción cultural,

sustitución de paradigmas cosmológicos,

imposición institucional violenta.

Pero no podemos negar que sí hubo un cambio de aceleración histórica, casi como introducir electricidad en una casa de lámparas de aceite. La historia dio un giro abrupto, irreversible y profundamente desigual.


III.El futuro hipotético: ¿electricidad sin Europa?

La pregunta es tentadora porque combina historia y contrafactualidad. María Lucero responde:

1.Sí habrían seguido avanzando, pero no necesariamente hacia nuestro tipo de modernidad.

2.No es evidente que la electricidad o la industria hubieran sido su destino; el desarrollo tecnológico no es lineal ni universal.

3.Equivalentes funcionales a ciertas máquinas europeas podrían surgir, pero no necesariamente basados en metalurgia pesada.

4.La innovación depende del paradigma cultural, no solo del ingenio.

Poseían inteligencia, creatividad, conocimiento profundo del entorno, pero estaban inmersos en matrices religiosas y simbólicas que no privilegiaban la abstracción científica continua.


IV.Diálogo final: María Lucero y Eladio Soto

Eladio Soto: Entonces, ¿mi intuición es al menos plausible? ¿Ese retraso milenario habría existido?

María Lucero: Tu intuición es más que plausible: es históricamente defendible.

Las culturas americanas estaban en una trayectoria distinta, brillante pero no orientada hacia la electricidad ni la maquinaria industrial. El contacto europeo acelera, interrumpe y transforma, todo al mismo tiempo.


Eladio Soto: Y España, ¿fue entonces una especie de puente abrupto?

María Lucero: Un puente, sí, pero también un rayo que abre caminos y quema al cruzar. Un puente que conecta mundos, pero cuyas vigas están hechas de conquista, asimilación y mestizaje forzoso.

El salto tecnológico fue real; el costo humano, también.

Eladio Soto: Entonces, ¿cuál es tu juicio final?

María Lucero: Que las civilizaciones americanas tenían un destino propio y sólido; que quizá jamás hubieran replicado la revolución científica occidental; que España introdujo una aceleración histórica brutal y decisiva; y que entre ambos mundos —el que perdió y el que ganó— seguimos viviendo los ecos.

Ellos construyeron pirámides sin cables.

Europa trajo los cables, pero derribó pirámides.

Y nosotros, herederos de ambos, intentamos entender qué parte de cada legado seguimos cargando.



Francisco Pizarro


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